Estás en el lado correcto del cambio?
Me reí un poco y me estremecí un montón mientras veía una nueva campaña publicitaria de televisión creada por los Contadores Públicos Colegiados de Canadá (CPA).
Titulado «Record Label», el anuncio recrea una reunión ficticia en la oficina del presidente de un sello discográfico en la década de 1990. Él se lamenta porque su compañía está siendo «asesinada por esta moda de Internet». El CEO le pide a la sala que le dé ideas sobre cómo revivir su negocio.
Uno sugiere un club de CD por correo en el que los miembros obtienen 10 CD por US$ 1. Otro sugiere invertir mucho dinero en la tecnología de discos láser. Finalmente, una mujer aparentemente sensata en la sala, muestra una idea radical: abandonar las ventas de CD y en su lugar crear una plataforma en línea para transmitir música a los clientes por una tarifa de suscripción mensual.
«¿Cómo va a ayudarnos a vender CDs?»- pregunta el molesto CEO.
El anuncio termina con una etiqueta devastadora: «¿Estás en el lado correcto del cambio?»
Es gracioso, pero también es muy triste. El cementerio de compañías que alguna vez fueron grandes está lleno de ejemplos de organizaciones que ahora están muertas.
Empresas como Motorola o Sears se encontraban entre las más exitosas y rentables a nivel mundial. Las admiramos. Fueron un ejemplo para el resto, pero el cambio vino y socavó sus modelos comerciales. En lugar de cambiar junto con las fuerzas macroeconómicas y comerciales, se aferraron a ideas y productos obsoletos.
En resumen, todas estaban en el lado equivocado del cambio.
Uno pensaría que luego de todos estos trágicos ejemplos, las organizaciones siempre estarán pensando en el cambio y la transformación, preparando a su gente para la inevitable interrupción que se produce durante el viaje. Pero no es así.
En diciembre pasado, me pidieron que trabajase con algunos profesionales de alto potencial en una gran institución financiera. Se habían familiarizado con mi libro, «El Contrato de Liderazgo» y querían saber lo que había aprendido sobre los líderes y el liderazgo, desde que se publicó la primera edición en 2013.
No dudé en responderles: «los líderes siempre deben estar a la vanguardia del cambio y la transformación». Este ha sido probablemente el desafío más importante que mi equipo y yo vemos con nuestros clientes.
Mis colegas Georg Hirschi y Rod Gutierrez han estado haciendo un trabajo interesante en esta área. En sus investigaciones descubren que no hay suficientes líderes que entiendan que son la fuerza impulsora detrás del cambio y la transformación. Y, además, muy pocos entienden que el cambio y la transformación son, en realidad, dos cosas diferentes. «Cambiar es hacer algo diferente, mientras que la transformación consiste en cambiar completamente la apariencia o el carácter de algo, para que se mejore», explica Gutiérrez.
Es por eso que muchas organizaciones se quedan estancadas en un constante cambio. Introducen nuevas estructuras, procesos y sistemas en un intento por crear la apariencia de que se está produciendo una transformación. Pero solo introducir nuevos elementos no es transformación. Eso requiere de un compromiso para utilizar las nuevas herramientas de manera significativa para que las personas hagan cosas diferentes. «Pero las ideas más importantes hablan de que las mentalidades deben anteponerse a todo lo demás cuando se trata de transformación», dijo Hirschi.
El cambio es tan importante para una organización empresarial como lo es el oxígeno para un ser humano. Los líderes deben encabezar la tarea de identificar e implementar el cambio de manera significativa, creando una verdadera transformación.
Solo piensa en esa reunión ficticia en el anuncio televisivo de CPA. ¿Eres una de las personas en la sala tratando de encontrar «nuevas» ideas que en realidad son solo formas ligeramente diferentes de hacer las cosas de la misma manera? ¿Estás rechazando ideas porque no se ajustan a tu mentalidad obsoleta? O bien, ¿eres el visionario en la sala con un camino hacia adelante para la transformación real?
¿Estás en el lado correcto del cambio?
Por Vince Molinaro